Sin duda, uno de los mejores espectáculos que se pueden
disfrutar en Buenos Aires por estos días. Mash up es el nuevo concepto de
mezcla y vale todo, nacido de la música hace muchos años, donde dos o más
composiciones se entrelazan y resultan en un tema nuevo.
Si bien este género musical nació en la ilegalidad, con el
correr de los años se fue formalizando y hoy es uno más dentro del espectro de explotación
del mercado.
“Mash up, mezcla uno” es una especie de hibrido donde el
rock, la acrobacia, el teatro, el video y el público se confunden en una sola
pieza de múltiple teatralidad. Aquí el pop
bastardo no se da solo en la música, está en todo. Y el Galpón de Guevara ofrece
sus instalaciones de manera perfecta para la ocasión. No es un teatro como
cualquiera, entras y hay una barra, asientos relajados, mesa de ping pong,
buena música. Cuando la cortina se corre, se da paso a la banda de rock o el músico
de turno. Luego comienza la acción. Aunque el mash up haya comenzado desde que
el espectador dio un paso hacia adentro.
Entonces, la historia de un hombre que mira televisión se ve
tergiversada por la multiplicidad de mediaciones que ese medio arrastra y
produce, al mismo tiempo. En la fantasía, en los sueños o donde el espectador
quiera imaginar, ese hombre se ve vapuleado por su contexto y llevado a los
extremos, hasta ser desmembrado, con la ayuda de un poco de teatro negro.
Esta obra, por así
decirlo, (o instalación, si se quiere) rompe los límites de la teatralidad,
siguiendo un poco la línea de Fuerza Bruta y, su madre, La Fura dels Baus. Es para
disfrutar en compañía de amigos y para compartir un antes y un después.
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